La digitalización de muchos de los procesos y actividades que realizamos en nuestro día a día nos ofrece grandes ventajas, pero también nos plantea retos importantes. Por un lado, es tremendamente cómodo que podamos hacer compras o movimientos en nuestras cuentas bancarias sin salir de casa; pero, por el otro, como usuarios queremos tener garantías de que todas esas gestiones se realizan de forma segura y tomando todas las medidas necesarias para verificar nuestra identidad.
De hecho, uno de los grandes peligros actuales de las operaciones bancarias online es que alguien consiga engañar al sistema de identificación para hacerse pasar por nosotros y hacer lo que le plazca: pagos, transferencias, contrataciones, retiradas en efectivo… Es lo que se conoce como suplantación de identidad, un problema muy actual que, por fortuna, puede prevenirse gracias a la tecnología biométrica.
¿En qué consiste el fraude bancario?
El fraude bancario agrupa a un conjunto de delitos financieros que se llevan a cabo en contra de los intereses de una entidad bancaria, de una empresa o de un particular. De esta forma, si la víctima es una persona, los ejemplos de fraudes bancarios más conocidos son estos:
- Fraude por robo: por la pérdida, sustracción o duplicación de la tarjeta de crédito; así como por el robo de datos sensibles del usuario, como la contraseña o información personal.
- Fraude por suplantación de identidad o phishing: el delincuente consigue hacerse pasar por la víctima, de forma que puede realizar diferentes actividades y operaciones bancarias en su nombre.
¿Hasta qué punto los fraudes bancarios relacionados con la identidad son hoy un problema?
La pandemia de COVID-19 consolidó y aceleró los procesos de digitalización relacionados con las operaciones bancarias y los pagos de dinero. De hecho, según datos de KPMG, en España el uso de la banca digital ha crecido un 30 % desde 2020, situándose a finales de 2023 en un 70 % de la población. Una evolución que, de continuar así, dentro de cinco años se habrá traducido en la incorporación de seis nuevos millones de clientes a la banca digital.
En definitiva, todo apunta a que, antes de que termine esta década, 9 de cada 10 españoles gestionarán sus cuentas bancarias de forma online, lo que inevitablemente atraerá a este entorno a cada vez más delincuentes. Algo que ya viene apreciándose en los últimos años, porque en 2023 el 85 % de los consumidores sufrieron al menos un intento de fraude en el ámbito digital.
En este sentido, son especialmente preocupantes los fraudes bancarios vinculados a la suplantación de identidad, porque los recientes avances en Inteligencia Artificial han facilitado mucho las cosas a los cibercriminales. Gracias a la utilización de herramientas basadas en esta tecnología, ahora centran principalmente sus actividades en la manipulación y falsificación de los documentos de identidad de las personas, lo que obliga a las empresas y a las administraciones a no quedarse atrás y a tomar medidas de prevención innovadoras.
Cómo evitar los fraudes bancarios relacionados con la identidad
En cualquier caso, la tecnología no debe verse como problema, sino como solución. La razón es que en los últimos años se han producido importantes avances para ayudarnos a identificar de forma fidedigna y segura a las personas. Y el mejor ejemplo de ello son las tecnologías biométricas aplicadas a la ciberseguridad, porque están suponiendo una auténtica revolución en este campo y actualmente garantizan una gran efectividad frente a los ataques contra la identidad digital de las personas.
¿Qué es la tecnología biométrica?
La gran pregunta es: ¿cómo podemos identificar y autenticar a una persona si nos solicita hacer trámite digital? La clave está en la tecnología basada en la biometría. Esta es una ciencia que encarga de analizar los rasgos físicos o de conducta de las personas para llevar a cabo su identificación. Por lo tanto, utiliza valores únicos y propios de cada persona para confirmar que esta es quien dice ser y verificar sus datos.
Entre los rasgos inherentes que contempla la tecnología biométrica aplicada a la ciberseguridad encontramos las huellas dactilares, el iris, la retina, los rasgos faciales, la geometría de la mano, la voz o la firma. Cualquiera de ellos ofrece garantías de por sí, aunque en general los sistemas que la utilizan también disponen de métodos complementarios de detección de vida o liveness, para confirmar que estos valores no se han manipulado o falsificado (como ocurre en los casos de deepfakes, de utilización de máscara o de manipulación de imágenes).

Ventajas de la utilización de la identificación biométrica
La utilización de datos biométricos es actualmente una solución muy popular para prevenir y evitar los fraudes de suplantación de identidad. Las razones son varias:
- Es una tecnología precisa, ya que utiliza las características únicas de cada persona para identificarla y autenticarla. Para ello, utiliza algoritmos avanzados que comparan los patrones exclusivos de quien solicita identificarse y los coteja con los almacenados en su base de datos, para verificar que son coincidentes y corresponden a la misma persona.
- Es segura, dado que dificulta mucho la acción de los cibercriminales y ofrece protección específica frente a las técnicas habituales de suplantación, como los deepfakes o los ataques basados en la voz.
- Es cómoda y rápida, porque los usuarios pueden acceder al servicio solicitado en unos pocos segundos y sin necesidad de utilizar una contraseña.
- Es rentable y eficaz, pues las empresas que utilizan la tecnología biométrica pueden automatizar los procesos de identificación de sus clientes y ahorrar en los costes asociados a estas operaciones.
Seguridad biométrica en bancos
Por todo lo comentado, la ciberseguridad es hoy un asunto primordial para la mayoría de las empresas, pues ya en prácticamente todos los sectores se trabaja con información digital personal. Sin embargo, el ámbito financiero debe tener especial sensibilidad frente a estos riesgos, debido a que es uno de los principales objetivos de los cibercriminales por el enorme valor de los datos.
Las estadísticas más recientes así lo confirman, ya que el informe ‘Threat Landscape Report’ sobre la evolución del cibercrimen a escala mundial destaca que en 2023 los ciberataques realizados al sector financiero crecieron un 53 %. Un incremento motivado por el ya comentado auge de los servicios de banca online, y que está trasladando a los usuarios de los puntos de contacto físicos, como cajeros, a las plataformas de gestión digital.
Por todo ello, las entidades financieras tienen el deber legal y moral de tomar medidas de seguridad y prevención, como las relacionadas con la biometría en bancos, para velar por la información de sus clientes. En el primero de los casos, para cumplir con las normativas que se les exigen, como la directiva europea para la ejecución de pagos electrónicos (PSD2) o la LOPDGDD para la protección de los datos digitales a nivel nacional. Y en el segundo, para ofrecer unos servicios confiables y plenamente seguros a todos sus usuarios.
OnID, la solución de biometría para bancos
Frente a esta necesidad de evitar los fraudes bancarios relacionados con las identidades digitales, OnID se presenta como una plataforma para la seguridad transaccional financiera. Al contar con tecnologías biométricas aplicadas a la ciberseguridad, esta herramienta permite a los bancos realizar fácilmente los procesos de onboarding digital y de verificación de identidad de sus clientes.
Algunos bancos ya incluyen identificación facial a través de plataformas IOS o Android, pero en determinados casos o para determinadas transacciones no son lo suficientemente seguras (Familiares, u otras personas podrían suplantar nuestra identidad conociendo nuestras claves o cambiando la identidad en el móvil. Así, las empresas o entidades financieras que apuestan por OnID se benefician rápidamente de sus ventajas, como:
- seguridad reforzada,
- transacciones más rápidas y sencillas,
- experiencia del usuario más fluida y cómoda,
- y reducción de los costes operativos asociados a la gestión y control de los datos.
Para hacerlo posible, OnID utiliza datos biométricos relacionados con el rostro y huellas de prueba de vida (liveness) del usuario. Con la particularidad de que el procedimiento es totalmente pasivo y se realiza en tiempo real en el dispositivo de la persona. Por lo que resulta tremendamente práctico y fiable, dado que cuenta con certificación ISO30107 para ataques de nivel 1 y 2.

Futuro de la tecnología biométrica en bancos
La tecnología biométrica poco a poco está sustituyendo a las contraseñas como principal método de identificación y valoración para las empresas. Como acabamos de ver, es una opción de gran valor para incrementar considerablemente la seguridad de las transacciones digitales; aunque no está libre de riesgos. Más bien todo lo contrario, porque a medida que se desarrollan sistemas más eficaces, también surgen nuevas amenazas.
En este sentido, para lo bueno y lo malo, la Inteligencia Artificial también está llamada a jugar un papel muy importante. Por ejemplo, dentro de lo positivo, es una tecnología que está permitiendo lograr grandes avances en la creación de sistemas multimodales de identificación biométrica. Y, entre lo negativo, ya se está comprobando cómo los ciberdelincuentes la usan para crear réplicas sofisticadas de los rasgos faciales o de la voz de sus víctimas.
Sin lugar a duda, ambas marcarán el paso de la ciberseguridad en los próximos años. Y lo harán acompañadas de una tercera tecnología, la computación cuántica. No en vano, tal y como reconoce Alan Archila, CEO de REACT, este campo «va a revolucionar todo tal y como lo conocemos y, al mismo tiempo, ayudarnos a hacer las cosas mucho más rápidas». De ahí que, con estos ingredientes, el futuro que nos espera sea tan apasionante como desafiante, y vaya a requerir lo mejor de todos para estar a la altura.
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